Tengo memoria, no al PRI (Primera parte)

En esta entrada se pasará revista a uno de los actores políticos más importantes del espectro nacional: el Partido Revolucionario Institucional (1929 - ?). 

Los ciudadanos críticos que alcanzamos a vivir bajo la dictadura partidista del PRI tenemos demasiadas razones para creer que se necesita construir un sistema político donde este partido y sus émulos no tengan lugar. Ninguna transición democrática es posible cuando el partido que pervirtió las funciones del Estado, arruinó la economía nacional y cometió genocidio puede volver a gobernar arropado en un manto de impunidad. Se ha vuelto lugar común decir que los jóvenes que no vivieron ni uno solo de los setenta años de monopartidismo están desencantados con los gobiernos del PAN y votarán por el PRI. Se ha dicho que el mexicano promedio no tiene memoria de la historia reciente o, por el contrario, siente nostalgia por un tiempo pasado que parece haber sido mejor. Creo que la supuesta ventaja electoral del PRI en sondeos de opinión –si es que ésta se corresponde con la realidad– reflejaría en todo caso una cultura política que se forjó en la era posrevolucionaria y que no sólo sigue vigente sino que se ha fortalecido ante los niveles de descomposición política y social que vive la república. Al rememorar lo que fue el PRI entre 1929 y el 2000, se hace visible un legado que ninguna fuerza política institucional se ha propuesto seriamente desterrar, por el contrario, todos han querido imitar lo que parece una perfecta maquinaria política basada en la corrupción y el terror, pero también en la negociación, la cooptación y el consenso.
Este mensaje va dirigido a los que no vivieron aquellos años, a los que los han olvidado y a los que conservan la esperanza de acabar con la herencia del PRI. Es un pequeño léxico de prácticas, costumbres, crímenes y políticas de Estado que impuso el PRI durante su reinado. Esto es un llamado a no hundirnos más en las aguas estancadas del monopolio del poder de la derecha. Esta es la cultura política que bajo ninguna circunstancia debemos tolerar en el siglo XXI.

LAS PRÁCTICAS
1.       1. El dedazo: Solía ser la designación del candidato presidencial y los gobernadores de los estados por parte del presidente de la república. Desde ese momento, el “ungido” podía considerarse el ganador seguro. El concepto se ha hecho extensivo a cualquier designación autoritaria y personalista.
2.     2. El tapado: Es el presunto elegido como sucesor por el presidente, sobre el que la opinión pública especula. El “destape” por lo general confirma las sospechas y rumores en torno al delfín.
3.     3. La cargada: Es la orden que reciben los militantes del partido para apoyar a cierto candidato con el objetivo de causar la impresión de que es el mejor posicionado. En otras palabras, es la manera en que se disfraza de consenso una decisión autoritaria.
4.       4.  El acarreo: Es la práctica de reunir a grandes multitudes de personas de escasos recursos para actos de campaña o en giras de servidores públicos, bajo un aliciente material o monetario (comida, despensas o dinero).
5.      5. El mapachismo: Es el conjunto de operativos orientados al fraude electoral, que incluyen la compra o el intercambio de votos y/o credenciales de elector por despensas, materiales de construcción o simplemente gorras, camisetas, bolsas, y comida, en la mayoría de los casos empleando recursos públicos. Para garantizar el sentido del voto, los operadores, conocidos como mapaches, se valen de prácticas como el ratón loco, el carrusel, las urnas embarazadas (u ordeñadas) y, más recientemente, la exigencia de la toma de fotografías de los votos empeñados con las cámaras de los celulares.
6.       6. El carro completo: Es el concepto que designaba el aparente triunfo total del partido en las elecciones y la conservación del monopolio de la representación política formal. En la actualidad se refiere a que el partido obtiene la mayoría de la votación, aunque ya no detente tal monopolio.
7.      7. El charrismo sindical: Forma de control político corporativo por parte de líderes que operan bajo una estructura tipo mafia a través de los sindicatos. Es una pieza clave en los procesos electorales.
8.      8. Clientelismo: Es la práctica por la cual los funcionarios condicionan servicios públicos y otras concesiones a cambio del voto. Su objetivo es generar un voto cautivo o duro. Las “clientelas” son incorporadas a la estructura corporativa del partido.
9.      9. El año de Hidalgo: (“y chingue su madre el que deje algo”). Es el último año de un sexenio donde los servidores públicos roban todo lo que pueden del erario público a sabiendas de que el próximo gobierno les cubrirá las espaldas.
10.  10. El año de Carranza: (“porque el de Hidalgo ya no alcanza”). Es la continuación del año de Hidalgo. El “carrancismo” es también sinónimo de robo y se empleaba comúnmente para aludir a las “uñas largas” de los servidores públicos.
11.   11. La ley de Herodes: (“o te chingas o te jodes”). Expresión que se refiere a las decisiones autoritarias de los servidores públicos que el ciudadano acata por sumisión o temor.
12.   12. La mordida y el cochupo: Se trata de distintas modalidades de cohecho. La mordida implica dar una dádiva al servidor público para que ejecute, acelere o anule un trámite. El cochupo es un acuerdo entre servidores públicos y particulares para llevar a cabo una transacción ilegal.
13.   13. “El que no transa no avanza”: Es el lema más común para promover el peculado y otros actos de corrupción, los cuales pueden desembocar en enriquecimiento ilícito a ciertos niveles.
14.    14. El hueso: Forma de referirse a cualquier cargo en la función pública que es obtenido a través de vínculos familiares, de amistad o compadrazgo o mediante la compra del mismo. También es el cargo que se ofrece como método de cooptación política de los opositores.
15.   15. La palanca: Palabra que designa el tráfico de influencias por parte de funcionarios públicos o bien, el utilizar a éstos como medio para conseguir cualquier clase de favor.
16.   16. Maicear. Es otra forma de hacer referencia a los sobornos, ya sea de los particulares a los funcionarios públicos o viceversa. En este contexto entraría, por ejemplo, la práctica de “comprar” a intelectuales prestigiados para que resalten o magnifiquen los logros y virtudes del gobierno.
17.   17. Sacar la charola o charolear: Es la exhibición que hace el servidor público de la credencial que lo identifica como tal, con el objetivo de conseguir algún beneficio personal o para evadir alguna situación incómoda o incriminatoria. La expresión “no sabes con quién te metes” puede fungir como sucedáneo de la charola.
18.    18.  “El que se mueve no sale en la foto”: Dicho que refería la obediencia ciega que debían las autoridades de todos los niveles al presidente, pues cualquier desacato podía implicar una represalia. Aún se emplea para describir las relaciones verticales entre las autoridades de distinto nivel.
19.  19. El chayote: Dícese de la práctica de dar dinero o cualquier otra clase de gratificación a periodistas y reporteros para que den una cobertura informativa acorde a los intereses de las autoridades o bien, para que se autocensuren.
20.   20. Encierro, entierro o destierro: Es la fórmula con la que los gobiernos del PRI históricamente enfrentaron a la oposición política, tanto institucional como independiente.
21.    21. Plata o plomo: Dicho representativo del mecanismo para cooptar a la oposición “por la buena o por la mala”.
22.   22. Destierro, defunción, destitución: Era la fórmula que se aplicaba a aquél funcionario que  cometía faltas graves, fraudes inocultables, desviaciones de la línea oficial o traiciones inauditas. Dependiendo del caso, se les enviaba a embajadas remotas, se les hacía pasar por muertos en accidentes o se les destituía en su lugar de origen y se les mandaba a otros estados mientras se “enfriaba” la situación. Los casos de servidores públicos enviados a prisión han sido excepcionales.
23.   23. Las calientes, los macanazos, el pocito, el tehuacanazo, el pollo rostizado, la chicharra, el chile piquín. Se trata de métodos de tortura inventados o introducidos por las fuerzas de seguridad durante el régimen priísta, muchos de los cuales siguen vigentes en la actualidad.

**   *Agradezco las sugerencias de varios twitteros para ampliar la lista.

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